Para los que no están familiarizados con la jerga del Karate, “Hanshi” es una palabra japonesa que significa “el respetado” o “gran maestro”. La formación que recibí de Hanshi Albert Mady ha mejorado mi vida de muchas maneras. El el Chicara Dojo de Windsor, Ontario, Albert Mady me enseñó a controlar mi cuerpo y mi mente. He aprendido, a través de Albert, que las artes marciales no se tratan de la violencia, sino más bien, de vivir con integridad, el respeto, el honor, y el equilibrio. También aprendí que no hay vergüenza en ser un “cinturón blanco” y que, de hecho, un “cinturón negro” no es más que un cinturón blanco muy viejo. Albert me enseñó muchas lecciones más, pero yo no quiero divagar aquí. Quiero contarte como Hanshi Albert Mady me salvó la vida, más de una vez! En la primera de esas ocasiones, fui atacado por doce “hombres” cobardes en un bar. Yo estaba solo, o eso creía yo. Por una fracción de segundo, pensé que yo me iba a la sala de emergencia, o algo peor. Pero entonces, en menos de un segundo, recibí “la descarga del maestro”. En el preciso momento que necesitaba ayuda, Hanshi era “alli” conmigo. Puñetazos y patadas me llegaban desde todas las direcciones. Ninguno de ellos me distrajo de oír la voz clara y calmada de Hanshi. Era un resumen conciso de más de cinco años de formación:
Lección # 1: Mantenerse de pie. Suena simple, pero este pequeño punto es la tecnica de sobrevivencia más importante de todos. Lección # 2: Nada bonito. Esto no es Hollywood. ¿Quieres lucir básico y sobrevivir, o lucir bonito y morir? Lección # 3: Ki-ai! El grito del espíritu es más poderoso de lo que piensas! Lección # 4: En espacios reducidos, use los codos y las rodillas! Lección # 5: Elimina el hombre más grande primero. Lo tumbé con un ki-ai y una patada de rodilla a la ingle. Lección # 6: No pausar para ver el efecto del golpe anterior. Lección # 7: Elimina el siguiente tipo más grande. Este recibió un codazo con otro ki-ai. Lección # 8: Elimina el hombre más feo que aun está de pie. Lección # 9: Relájese.
Las lecciones volvieron a mí en un instante, como instrucciones “descargadas” directamente a mi cerebro, mis rodillas, mis codos y mis puños. Fue un recordatorio de lo que ya había aprendido de Mady. Albert entrena a todos sus estudiantes para defenderse contra atacantes múltiples. Practicamos contra dos y tres oponentes con regularidad. Curiosamente, yo había preguntado al gran maestro qué hacer si hubiera más de tres. “Lo mismo”, fue su respuesta. “Debes eliminar los tres más grandes y más feos. Los demas huirán como gallinas. Recuerde, sólo cobardes atacarían en grupo. Ningún hombre real ni cualquier persona entrenada en el karate haría algo así.”
Albert Mady ha entrenado a muchos campeónes mundiales en combate, pero yo no soy uno de ellos. Mi historia muestra que incluso un estudiante promedio de karate, como yo, dado la oportunidad de estudiar con un gran instructor como Albert Mady, puede absorber las enseñanzas. Sé persistente con la práctica, aunque parece poco probable que alguna vez será atacado. Las habilidades de karate son habilidades para la vida, y se vuelven una parte inseparable de uno. Conozco al menos seis otras personas cuyas vidas han sido salvadas por Albert Mady. Y seguramente hay decenas más historias que yo todavía no he escuchado. Pocos años después del incidente que he descrito anteriormente, mi vida fue amenazada nuevamente. Yo había caminado accidentalmente en el terreno de una tribu de caníbales. Unos cuarenta guerreros me rodearon. Los más grandes y más feos del grupo avanzaron hacia mí mostrándome sus dientes y garras. Con Albert Mady en mi esquina, fui capaz de mantenerme fresco como una lechuga. Con la mente calmada, cumpli con la regla # 1 del libro épico de Sun Tzu El Arte de la Guerra: “ganar todo sin pelear”. Hacer la paz con el oponente es la victoria más grande para un artista marcial.